“No te voy a curar la herida, voy a esperar a que tu pie se pudra para que pueda cortártelo”.
Testimonio de un médico del hospital militar de Homs, sobre un paciente de 28 años de edad, que recibió un disparo en el pie en 16 de mayo 2011.
“Los soldados llegaron y preguntaron: ¿Dónde está el doctor? ¿Dónde está el doctor? Cuando lo encontraron, comenzaron a golpearle”
Un testigo de las torturas infligidas a personal médico en el hospital Al-Birr wa al-Khadamat
“Estaba Sangrando y gritando de dolor ... no teníamos ni anestesia ni unidades de sangre, todo lo que podía hacer era limpiar la herida y facilitarle analgésicos y suero... Necesitábamos desesperadamente sangre, anestésicos y un cirujano; pero era imposible llegar al Hospital al-Bassel porque el ejército lo había ocupado y los francotiradores disparaban a cualquiera en su punto de vista. Murió dos días después”.
Testimonio de un médico del hospital municipal al-Birr wa al-Khadamat.
Estos son solo algunos de los ejemplos de hasta donde llega la represión en Siria. Más de 2.500 personas han muerto desde que comenzaron los actuales disturbios en Siria, en marzo de 2011. Montones más han resultado heridas. En estos momentos, en los que los heridos graves requieren una pronta y adecuada atención médica, es precisamente cuando los servicios sanitarios en Siria se han convertido en otra víctima de los disturbios internos.
Por un lado, los profesionales de la salud se encuentran entre las miles de personas que han sido detenidas y recluidas en régimen de incomunicación en Siria tanto por tratar a heridos durante los disturbios sin informar a las autoridades como por ser ellos mismos sospechosos de actividades como la participación en manifestaciones pacíficas y proporcionar información sobre violaciones de derechos humanos; se encuentran ante una situación imposible: obligados a elegir entre tratar a personas heridas o proteger su propia seguridad.
Por otro lado, se han dado casos en los que el personal de los hospitales parece haber participado en torturas y malos tratos a las mismas personas a las que se supone que tiene que cuidar.
Es tal la situación que se han dado casos de personas heridas en manifestaciones pacíficas que muchos consideran más seguro arriesgarse a no recibir tratamiento por heridas importantes que acudir a centros médicos adecuados. En Homs, por ejemplo, el número de ingresos por heridos de bala se había reducido considerablemente desde mayo, lo que contrasta con el aumento de la cifra de muertos y heridos por las calles.
Todas las personas en Siria tienen derecho a la vida, la seguridad y la libertad y un nivel adecuado de vida, incluida la atención médica, independientemente de sus opiniones políticas. Por eso, tu apoyo es necesario.