(Por Douglas Juárez Vargas)
El Periodismo de Guerra es una gran experiencia que conlleva a situaciones dramáticas, las operaciones de nuestros soldados y de todo el pueblo peruano serán el escudo de los miles de niños que habitan en el Perú.
“Ser agresivo, guerrero y combatiente. Como Francisco Bolognesi, Cáceres y Zavala. El soldado no nace, se hace. La mente domina el cuerpo. ¡INFANTERIA!...Victoria, Victoria, Victoria”, con estas prodigiosas palabras nacientes del Ejercito Peruano empiezo estas letras que vienen a hacer el sonido de cada balazo ejecutado por los 32 periodistas inscritos en el curso Corresponsal de Defensa o llamado también “Periodismo de Guerra”.
El día jueves 20 de Julio del 2006, comunicadores de distintas edades se preparaban en el interior de la 32 Brigada de Infantería para ir de campamento al misterioso cerro “Cabras”, lugar donde al amanecer empezaríamos la práctica del arriesgado curso. Nunca antes había vestido el uniforme militar, pero aquel día, sentí una sensación de identificación con mi patria, el pensar de cómo era estar realmente en una guerra y poder transmitir esas tristezas y alegrías que pasan cada uno de los soldados del Perú. Un morral, y dentro de él un depósito para pasar “rancho”, una carpa para la noche y una cantinplora nos acompañaban en el corto viaje.
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La fría noche se anteponía en las orillas del cerro, camuflados de pies a cabeza, partimos a levantar las carpas, para luego seguir con el itinerario. El Capitan Gian Ledesma Vallejos, era en encargado de brindar la orientación nocturna, informar de lo que se trataba norte, sur, este y oeste pero con recursos naturales, brújula y astros.
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Es emocionante ver una película de guerra junto a los soldados, pues eso fue lo posterior que hicimos. “Códigos de Guerra”, protagonizada por el conocido actor estadounidense Nicolas Cage. Acostados en la arena, percibíamos atentamente el desarrollo del video. Después de dos largas horas, fuimos a descansar, pero sin antes disfrutar de una luminosa fogata.
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Al día siguiente, nadie esperaba ser levantado por el sonido más atormentado de la vida, una dinamita. Solo escuchaba en uno de mis sentidos un sonido tosco, limitándome a oír la voz de mi compañero de carpa. El Comandante Osvaldo Pacheco, cabeza de todo el taller, pasó a enseñarnos las partes y utilización del "fusil galil", arma utilizada para las marchas de campaña.
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El principio de una gran aventura daba su comienzo, la mente, el cuerpo y el deseo de pasar las pruebas estaban plasmados en mis ideas, los gritos de guerra estaban en primer plano cuando nos aproximábamos a las llantas ardiendo en fuego que habían preparado los militares para el primer desafío. Salte sobre los objetos, logrando pasar sin que nada malo suceda. Pero lo mejor estaba a punto de suceder, corrí y me tiré a uno de los “huecos de zorro” (hoyo de ochenta centímetros) baje mi cabeza y solo atiné a escuchar las expresiones de fervor del comandante, antes de soltar la dinamita. Pasaron unos diez segundos después de la explosión, sentí mi cuerpo en el aire, nuevamente tenía que trotar para la tercera prueba, pero esta vez se trataba del deslizamiento con soga de la punta de un cerro hasta abajo. El Sub Oficial Sánchez Caballero, hombre preparado para la técnica de nudos, fue el encargado de resumir en cortas palabras lo significativo que era la cuerda, partes de la cuerda, clases de cuerdas y nudos. En la cima del rocoso cerro, nos esperaba el mejor comando de nuestro país de tiro al vacío, quien nos enseñó a deslizarnos sin ningún tipo de nudo. Hasta ese entonces, había pasado el riesgo, pues ahora venía la parte más esperada del taller, disparar con una ametralladora, la cual ejecuta mil disparos por minuto. No existen palabras para definir lo difícil que es disparar una arma de este tipo, pero sin duda, fue una de las experiencias que siempre tendré vigente en mis días. Sentado debajo de la enorme arma de fuego, apuntaba al blanco y empezaba a disparar las treinta balas. Solo pensé, quizás los cartuchos, son el premio de cada una de las acciones vistas durante el día.
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Finalmente, una gran sorpresa nos tenían preparado toda la patrulla de la 32 Brigada de Infantería. A lejos nos hicieron percibir, como los soldados se deslizan en un ataque de guerra. Utilizando RPG (arma tipo basuka), ametralladoras, galil y otras variedades de instrumentos de guerra fueron utilizados para la simulación.
Dos trincheras de norte a sur, cada una con un tirador de RPG, hacían volar de una manera explosiva al enemigo. Sudando gota tras gota, los defensores de la patria gritaban la victoria y en las manos de uno de ellos, estaba nuestra Bandera Peruana, ese símbolo patrio de rojo y blanco que algunas veces hace llorar a todos los cachaquitos como criollamente los llamamos. Supe entender que no solo fue una victoria de los militares, sino de cada uno de los peruanos. Es por eso, el General Jorge Agreda Vargas, Sub Oficial Sánchez Caballero, Teniente Juan Zulueta, Capitán Durán, Capitán Ledesma, Comandante Osvaldo Pacheco y Roberto Valverde, no son los únicos que conformar el Ejercito Peruano, el Perú entero esta destinado a fortalecer esta potencia. Ahora solo cabe decir, ¡VIVA NUESTRO EJÉRCITO PERUANO!