El 17 de marzo pasado la fundación alemana Bertelsmann presentó el informe "Índice de Transformación 2008" (BTI), el cual se publica bianualmente, e incluye un análisis sobre los avances de 125 países del mundo en aspectos de democracia, economía y gestión de gobierno. Para este fin, por un lado, analiza la calidad de la democracia en relación con la economía de mercado, de cuyo resultado obtiene un índice de estatus de desarrollo; y, por el otro, analiza la calidad administrativa del gobierno, obteniendo el índice de gestión de gobierno.
De la combinación de ambos índices resulta el BTI y refleja el nivel de desarrollo general de cada país. En el ranking, el Perú ocupa el puesto 39 con un puntaje de 6.60 sobre 10.00, manteniendo su posición con respecto al índice anterior del 2006. En Sudamérica, nos encontramos a media tabla, después de Chile (puesto 8), Uruguay (9), Brasil (20) y Argentina (26).
Lo importante de este informe son los conceptos que emite sobre nuestro comportamiento durante los dos últimos años en los aspectos de democracia, economía y gestión de gobierno. Así tenemos: 1) Si bien el equilibrio macroeconómico apunta a la estabilidad económica, la transformación del Perú sigue caracterizándose por la grave debilidad de las instituciones políticas. Del mismo modo, los principales problemas como la extrema pobreza, desigualdad, informalidad, exclusión, brecha en educación y falta de empleo, siguieron siendo deficiencias relacionadas con la debilidad de gestión de gobierno. Aunque la actual administración ha comenzado a hacer frente a estos problemas, todavía no se han tomado las principales medidas para efectuar las reformas necesarias; 2) La economía de mercado peruano presenta falta de integración en la sociedad. Lejos de haberse superado esta deficiencia, es una de las principales causas de descontento creciente entre la población; 3) Continúan los principales problemas en la profundización de la transformación democrática. La estabilidad democrática se ve afectada por la debilidad del sistema de partidos; 4) A pesar de algunos esfuerzos por fortalecer el estado de derecho, luchar contra la corrupción y ampliar la participación política, tanto el gobierno anterior, y ahora el actual, enfrenta una disminución constante en sus respectivas facultades; 5) Permanecen los rezagos de Sendero Luminoso. La mafia de las drogas sigue teniendo una influencia importante. En el caso de los productores de coca, el gobierno debe ofrecer oportunidades alternativas de producción; y 6) El poder judicial es la más frágil de las instituciones democráticas del Perú. Las reformas de este poder no prosperan, no solo por su complejidad, sino también por la incapacidad de crear consenso.
En esta perspectiva, el gobierno debe considerar el alcance de este informe para la toma de acciones que coadyuven a mejorar nuestro nivel general de desarrollo. De su análisis se advierte la necesidad prioritaria de, entre otros, emprender una reforma estructural del Estado, del poder judicial, de educación y salud, además de mejorar la gestión pública y las políticas públicas, y conjugar el crecimiento económico con la inclusión social.