ALFREDO PALACIOS DONGO
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El pasado día 17 durante su presentación en el Congreso de la República, el primer ministro, Yehude Simon, manifestó que se ha comenzado a replantear el Plan VRAE (Valle de los ríos Apurímac y Ene) prometiendo que en veinte días presentará uno nuevo. Según su explicación dicho replanteo pasará por perfeccionar las políticas de estado en inteligencia, gestión presupuestal, desarrollo alternativo, financiamiento, y desarrollo económico y social.
Recordemos que el origen del Plan VRAE se remonta a noviembre de 2006 cuando el entonces ministro de Defensa Allan Wagner expuso los alcances del plan denominado "Una opción de Paz y Desarrollo en Seguridad" en el VRAE –aprobado por el gobierno en diciembre de 2006 asignándole un presupuesto para cinco años de S/.400 millones– definiéndolo como un plan integral de desarrollo y seguridad basado en tres frentes: 1) El envío de un destacamento militar de 1,500 militares para enfrentar a 220 terroristas que operaban como brazo armado de las mafias de narcotráfico, con el fin de restablecer el orden y la seguridad en las zonas norte, centro y sur del VRAE; 2) Una mayor presencia del Estado para promover el desarrollo del lugar, uno de los más pobres del país; y 3) Un nuevo frente policial de 300 policías para contrarrestar el aumento de tráfico de drogas y otras formas de crimen organizado que imperan en la zona.
En esa oportunidad el ex ministro Wagner pronosticó un horizonte de cinco años para terminar con el remanente terrorista. Similar proyección tiene el actual ministro Ántero Flores-Aráoz quien ha asegurado que para el 2011 ya no existirán remanentes. El asunto es que solo faltan dos años y medio y la situación en este frente ha empeorado; de 220 terroristas el 2006 casi se han triplicado hasta llegar a 600, además de haber incrementado su capacidad para realizar acciones armadas y emboscadas.
Fundamentalmente el Plan VRAE ha fracasado por no estar enlazado con la problemática del narcotráfico ni con otros programas del Estado, además de no involucrar de forma efectiva a todas las instituciones requeridas –este Plan y la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas fueron implementadas simultáneamente pero separados, sin constituir una estrategia conjunta para la lucha contra el narcoterrorismo–. Además porque la presencia del Estado en el VRAE es casi inexistente, y no se ha avanzado en obras que reclamaron las autoridades y población en esa época; entre otras, electrificación, saneamiento, agua potable, interconexión vial con la red nacional, hospitales, una universidad agraria, programas de cultivos alternativos a la hoja de coca, programas efectivos de interdicción y control de insumos químicos y refuerzo de presencia policial. Mucho tiene que ver también la falta de voluntad política para aumentar el presupuesto del Plan, y de no contarse con una unidad ejecutora autónoma, debido a que el Ministerio de Economía dificulta y retrasa la entrega de fondos para adquisiciones o proyectos ya aprobados por el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), que actualmente se quiere eliminar.
Por el bien del país, esperamos que el Plan VRAE replanteado –que según el premier debe estar listo la segunda semana de mayo– represente realmente una propuesta integral de desarrollo social y de combate contra el narcoterrorismo en esa convulsionada y violenta zona
El pasado día 17 durante su presentación en el Congreso de la República, el primer ministro, Yehude Simon, manifestó que se ha comenzado a replantear el Plan VRAE (Valle de los ríos Apurímac y Ene) prometiendo que en veinte días presentará uno nuevo. Según su explicación dicho replanteo pasará por perfeccionar las políticas de estado en inteligencia, gestión presupuestal, desarrollo alternativo, financiamiento, y desarrollo económico y social.
Recordemos que el origen del Plan VRAE se remonta a noviembre de 2006 cuando el entonces ministro de Defensa Allan Wagner expuso los alcances del plan denominado "Una opción de Paz y Desarrollo en Seguridad" en el VRAE –aprobado por el gobierno en diciembre de 2006 asignándole un presupuesto para cinco años de S/.400 millones– definiéndolo como un plan integral de desarrollo y seguridad basado en tres frentes: 1) El envío de un destacamento militar de 1,500 militares para enfrentar a 220 terroristas que operaban como brazo armado de las mafias de narcotráfico, con el fin de restablecer el orden y la seguridad en las zonas norte, centro y sur del VRAE; 2) Una mayor presencia del Estado para promover el desarrollo del lugar, uno de los más pobres del país; y 3) Un nuevo frente policial de 300 policías para contrarrestar el aumento de tráfico de drogas y otras formas de crimen organizado que imperan en la zona.
En esa oportunidad el ex ministro Wagner pronosticó un horizonte de cinco años para terminar con el remanente terrorista. Similar proyección tiene el actual ministro Ántero Flores-Aráoz quien ha asegurado que para el 2011 ya no existirán remanentes. El asunto es que solo faltan dos años y medio y la situación en este frente ha empeorado; de 220 terroristas el 2006 casi se han triplicado hasta llegar a 600, además de haber incrementado su capacidad para realizar acciones armadas y emboscadas.
Fundamentalmente el Plan VRAE ha fracasado por no estar enlazado con la problemática del narcotráfico ni con otros programas del Estado, además de no involucrar de forma efectiva a todas las instituciones requeridas –este Plan y la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas fueron implementadas simultáneamente pero separados, sin constituir una estrategia conjunta para la lucha contra el narcoterrorismo–. Además porque la presencia del Estado en el VRAE es casi inexistente, y no se ha avanzado en obras que reclamaron las autoridades y población en esa época; entre otras, electrificación, saneamiento, agua potable, interconexión vial con la red nacional, hospitales, una universidad agraria, programas de cultivos alternativos a la hoja de coca, programas efectivos de interdicción y control de insumos químicos y refuerzo de presencia policial. Mucho tiene que ver también la falta de voluntad política para aumentar el presupuesto del Plan, y de no contarse con una unidad ejecutora autónoma, debido a que el Ministerio de Economía dificulta y retrasa la entrega de fondos para adquisiciones o proyectos ya aprobados por el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), que actualmente se quiere eliminar.
Por el bien del país, esperamos que el Plan VRAE replanteado –que según el premier debe estar listo la segunda semana de mayo– represente realmente una propuesta integral de desarrollo social y de combate contra el narcoterrorismo en esa convulsionada y violenta zona