sábado 11 de octubre de 2008
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ALFREDO PALACIOS DONGO
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Con justa razón este 8 de octubre durante el aniversario del Glorioso Combate Naval de Angamos se resaltó la heroicidad y sacrificio de nuestro gran héroe, el Almirante Miguel Grau, el peruano del milenio, quien hace 129 años abordo del Huáscar se inmoló en defensa y por la gloria y honor de nuestra Patria, dejándonos con su ejemplo un gran legado que los peruanos deberíamos seguir. Sin embargo poco se reflexiona sobre la imprevisión en la seguridad y defensa nacional que motivó la deplorable situación operativa de nuestras unidades navales para enfrentar la guerra con Chile, y que el Almirante Grau había advertido reiteradamente.
Durante la década de 1870 el Perú no invirtió recursos para el Ejército ni la Marina por lo que nuestra eficacia combativa era muy limitada, a diferencia de Chile que había invertido considerables montos en su material bélico. El 5 de julio de 1876 Miguel Grau deja el comando del Huáscar para servir en el Congreso, por haber sido elegido Diputado. Como político integró la Comisión de Marina, denunciando el pésimo estado de los buques y abogando por recursos. En enero de 1877 pidió licencia para viajar a Valparaíso a traer los restos de su padre, fallecido en dicho puerto. A su retorno, informó al Gobierno su honda preocupación al haber constatado el poderío de los blindados chilenos Blanco Encalada y Cochrane, así como la preparación bélica de sus fuerzas militares.
En mayo de 1877 Miguel Grau fue nombrado Comandante General de la Marina, presentando al Gobierno la "Memoria de Marina", donde expone la mala situación operativa de nuestros buques, solicitando la adquisición de nuevas unidades y armas para reforzar la escuadra. Regresó al Congreso en julio de 1878 e insistió en sus pedidos. En sesión del Congreso del 11 de setiembre de dicho año, la cámara de diputados tomo conocimiento de dicha Memoria y la archivó.
Ante la evidencia de la guerra, el 26 de marzo de 1879, deja el Congreso para comandar nuevamente el Huáscar. Al declararnos la guerra Chile, el 4 de abril de 1879, de nuestros seis buques, solo el monitor Huáscar y la corbeta Unión estaban operativos; los cuatro restantes presentaban serias limitaciones por falta de materiales y repuestos principalmente para calderas y maquinas. La escuadra chilena nos aventajaba ampliamente en entrenamiento, cantidad de unidades, desplazamiento, blindaje, poder de artillería y modernidad.
Lastimosamente después de tantos años existen muchas similitudes entre estos episodios y la situación actual. La historia que debiera ser una excelente maestra, no ha servido para revertir la irreflexión, ligereza y miopía política que no permiten visualizar la necesidad de mejorar la seguridad y defensa de nuestra Patria. Miguel Grau lo alertó en su época y no fue escuchado. Las consecuencias de esa funesta guerra se encuentran escritas en todos los libros de historia del Perú.
Es muy pertinente reflexionar sobre los alcances de las palabras del Secretario General de la OEA, el chileno José Insulza, manifestadas el 23 de setiembre pasado en Washington durante la presentación del nuevo Foro de la Paz: "Aunque la guerra nos parezca muchas veces impensable, no necesariamente es imposible".
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ALFREDO PALACIOS DONGO
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Con justa razón este 8 de octubre durante el aniversario del Glorioso Combate Naval de Angamos se resaltó la heroicidad y sacrificio de nuestro gran héroe, el Almirante Miguel Grau, el peruano del milenio, quien hace 129 años abordo del Huáscar se inmoló en defensa y por la gloria y honor de nuestra Patria, dejándonos con su ejemplo un gran legado que los peruanos deberíamos seguir. Sin embargo poco se reflexiona sobre la imprevisión en la seguridad y defensa nacional que motivó la deplorable situación operativa de nuestras unidades navales para enfrentar la guerra con Chile, y que el Almirante Grau había advertido reiteradamente.
Durante la década de 1870 el Perú no invirtió recursos para el Ejército ni la Marina por lo que nuestra eficacia combativa era muy limitada, a diferencia de Chile que había invertido considerables montos en su material bélico. El 5 de julio de 1876 Miguel Grau deja el comando del Huáscar para servir en el Congreso, por haber sido elegido Diputado. Como político integró la Comisión de Marina, denunciando el pésimo estado de los buques y abogando por recursos. En enero de 1877 pidió licencia para viajar a Valparaíso a traer los restos de su padre, fallecido en dicho puerto. A su retorno, informó al Gobierno su honda preocupación al haber constatado el poderío de los blindados chilenos Blanco Encalada y Cochrane, así como la preparación bélica de sus fuerzas militares.
En mayo de 1877 Miguel Grau fue nombrado Comandante General de la Marina, presentando al Gobierno la "Memoria de Marina", donde expone la mala situación operativa de nuestros buques, solicitando la adquisición de nuevas unidades y armas para reforzar la escuadra. Regresó al Congreso en julio de 1878 e insistió en sus pedidos. En sesión del Congreso del 11 de setiembre de dicho año, la cámara de diputados tomo conocimiento de dicha Memoria y la archivó.
Ante la evidencia de la guerra, el 26 de marzo de 1879, deja el Congreso para comandar nuevamente el Huáscar. Al declararnos la guerra Chile, el 4 de abril de 1879, de nuestros seis buques, solo el monitor Huáscar y la corbeta Unión estaban operativos; los cuatro restantes presentaban serias limitaciones por falta de materiales y repuestos principalmente para calderas y maquinas. La escuadra chilena nos aventajaba ampliamente en entrenamiento, cantidad de unidades, desplazamiento, blindaje, poder de artillería y modernidad.
Lastimosamente después de tantos años existen muchas similitudes entre estos episodios y la situación actual. La historia que debiera ser una excelente maestra, no ha servido para revertir la irreflexión, ligereza y miopía política que no permiten visualizar la necesidad de mejorar la seguridad y defensa de nuestra Patria. Miguel Grau lo alertó en su época y no fue escuchado. Las consecuencias de esa funesta guerra se encuentran escritas en todos los libros de historia del Perú.
Es muy pertinente reflexionar sobre los alcances de las palabras del Secretario General de la OEA, el chileno José Insulza, manifestadas el 23 de setiembre pasado en Washington durante la presentación del nuevo Foro de la Paz: "Aunque la guerra nos parezca muchas veces impensable, no necesariamente es imposible".