Amigos:
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No confundamos papas con camotes, la amistad no se antepone al deber Patrio, jamás, Grau nos mostró el camino correcto con su modo de vida y conforme a los usos y tradiciones del Mar, de nunca ensañarse con el vencido, le rindió tributo a sus despojos y magnánimamente se desprendió del legítimo trofeo de las armas de quien era su enemigo que le correspondía guardar, para en gesto sublime, remitirla a la atribulada cónyuge del occiso, muerto por su imprudencia de pretender hollar la cubierta del Huáscar Peruano, que solo alcanzó el premio de morir en ella a causa de uno de nuestros marineros, que le impidió hacerlo con vida y esa es toda su hazaña.
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Debo declarar una vez más, con tremenda indignación y dolor manifiesto, mi discrepancia con quienes pretenden minimizar o justificar la execrable decisión del gobierno aprista y sus autoridades subordinadas de turno, al permitir en su día, se profane la tierra sagrada donde se rinde culto permanente a las reliquias de nuestro Gran Almirante del Perú, Don Miguel Grau Seminario, Marino insigne y honrado a nivel mundial como el Caballero de los mares por la gesta que significó su Comando en el Huáscar Peruano y que mereció el reconocimiento de todos los Marinos del Mundo sin distinción y la perenne admiración del pueblo peruano que lo designó el Peruano del Milenio.
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Son también responsables de tal afrenta a la dignidad nacional, quienes lo permitieron o quienes callaron por salve sea la causa y en ello, no solo hay quienes juraron seguir su ejemplo, sino todos aquellos ciudadanos, que permanecieron impasibles ante este atropello sin distinción de Uniforme o de ser civil o paisano, en conciencia son tan culpables de tal ofensa que jamás debió permitirse, por más compromiso que pudiese haber contraído, quien o quienes estaban comprometidos por su juramento a rechazarlo y a impedirlo como corresponde al Oficial de la Marina de Guerra del Perú digno de Bien y Honor.
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Capitán de Navío MGP
Roque Loret de Mola P.
O-M-57045938- A
No confundamos papas con camotes, la amistad no se antepone al deber Patrio, jamás, Grau nos mostró el camino correcto con su modo de vida y conforme a los usos y tradiciones del Mar, de nunca ensañarse con el vencido, le rindió tributo a sus despojos y magnánimamente se desprendió del legítimo trofeo de las armas de quien era su enemigo que le correspondía guardar, para en gesto sublime, remitirla a la atribulada cónyuge del occiso, muerto por su imprudencia de pretender hollar la cubierta del Huáscar Peruano, que solo alcanzó el premio de morir en ella a causa de uno de nuestros marineros, que le impidió hacerlo con vida y esa es toda su hazaña.
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Debo declarar una vez más, con tremenda indignación y dolor manifiesto, mi discrepancia con quienes pretenden minimizar o justificar la execrable decisión del gobierno aprista y sus autoridades subordinadas de turno, al permitir en su día, se profane la tierra sagrada donde se rinde culto permanente a las reliquias de nuestro Gran Almirante del Perú, Don Miguel Grau Seminario, Marino insigne y honrado a nivel mundial como el Caballero de los mares por la gesta que significó su Comando en el Huáscar Peruano y que mereció el reconocimiento de todos los Marinos del Mundo sin distinción y la perenne admiración del pueblo peruano que lo designó el Peruano del Milenio.
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Son también responsables de tal afrenta a la dignidad nacional, quienes lo permitieron o quienes callaron por salve sea la causa y en ello, no solo hay quienes juraron seguir su ejemplo, sino todos aquellos ciudadanos, que permanecieron impasibles ante este atropello sin distinción de Uniforme o de ser civil o paisano, en conciencia son tan culpables de tal ofensa que jamás debió permitirse, por más compromiso que pudiese haber contraído, quien o quienes estaban comprometidos por su juramento a rechazarlo y a impedirlo como corresponde al Oficial de la Marina de Guerra del Perú digno de Bien y Honor.
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Capitán de Navío MGP
Roque Loret de Mola P.
O-M-57045938- A
