sábado 31 de mayo 2008 ALFREDO PALACIOS DONGO Como una organización dotada de personalidad jurídica internacional, el pasado día 23 nació la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), luego de ser suscrito el tratado constitutivo por los mandatarios de los doce países sudamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Este importante organismo nace inspirado en los criterios y fundamentos de integración y cooperación política, consignados en la Declaraciones del Cuzco (8 diciembre 2004) –donde se instituyó la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN)–, de Brasilia (30 setiembre 2005) y de Cochabamba (9 diciembre 2006). Su principal objetivo es el de construir, de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político, otorgando prioridad al diálogo político, a las políticas sociales, educación, energía, infraestructura, financiamiento y medio ambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía e independencia de los Estados. La Unasur busca la integración de los países sudamericanos mediante un proceso de convergencia con el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y su constitución se ve respaldada por el inmenso potencial de nuestro subcontinente, en recursos naturales, energéticos, hídricos, producción de alimentos, biodiversidad, así como de 382 millones de habitantes, de 17.8 millones de Km2 de extensión territorial, de una tasa de crecimiento anual de 5.3%, exportaciones por US$ 380 mil millones e importaciones por US$ 262 mil millones, reservas internacionales de más de US$ 200 mil millones y un PBI de casi US$ 2 billones. Pero su nacimiento también estuvo plagado de turbulencias. La sede inicial en Colombia fue aplazada –por problemas diplomáticos entre Colombia con Ecuador y Venezuela– y cambiada por la de Brasil. El presidente colombiano, Álvaro Uribe, no aceptó la presidencia de la Unisur que le correspondía, debido a sus diferencias con Ecuador y Venezuela, por lo que la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, asumió la presidencia pro témpore. La Secretaría General quedó vacante al renunciar el ex presidente ecuatoriano, Rodrigo Borja, por discrepancias en el modelo de integración propuesto. Por último, la principal iniciativa brasilera para incluir en la Unasur un Consejo Sudamericano de Defensa (CSD), no prosperó por el rechazo colombiano para su creación, debido –según el presidente Uribe– a la situación de amenazas del terrorismo que vive su país. En 90 días, se presentará una propuesta para definir el futuro del CSD. En este panorama, existe la esperanza de que a partir de esta Unasur, los países sudamericanos encontremos una nueva realidad de acercamiento y unión, y dejemos en el pasado la larga historia de indiferencia, asimetría y aislamiento, y así dar inicio a la creación de una identidad que vincule a todos los ciudadanos sudamericanos con los objetivos de este trascendente proceso integrador. |
Enviado desde Correo Yahoo!
La bandeja de entrada más inteligente.