sábado 3 de mayo 2008
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ALFREDO PALACIOS DONGO
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El día 9 de abril pasado, el Foro Económico Mundial (FEM), presentó su Informe Global sobre Tecnología 2007-2008, el cual se orienta al análisis de la disposición que tienen los países para impulsar el desarrollo, innovación y competitividad tecnológica. Dicho informe se publica anualmente desde el año 2001, y es el único indicador en este campo de las debilidades y fortalezas que presentan los países, las cuales determinan el dinamismo y evolución de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), para mantener las ventajas competitivas de una nación
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El informe incluye un ranking sobre la aptitud de desarrollo tecnológico en 127 países del mundo. Los tres primeros puestos corresponden a Dinamarca (con una puntuación de 5.78 sobre 6), Suecia (5.72) y Suiza (5.53). El Perú ocupa el puesto 84con un puntaje de 3.46, habiendo descendido seis puestos con respecto al informe anterior 2006-2007. En Sudamérica, estamos por debajo de Chile (puesto 34), Brasil (59), Uruguay (65), Colombia (69) y Argentina (77).
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Lo importante de este informe es que para la elaboración del mencionado ranking, el FEM analiza 68 variables que reflejan, en cada país, sus fortalezas y debilidades. En nuestro caso, tenemos muy pocas fortalezas, entre ellas, la principal es la libertad de prensa (puesto 19 sobre 127), calidad de gestión de escuelas de negocios (47) y calidad y cantidad de proveedores locales de telefonía (47).
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Sin embargo, predominan las debilidades. Lamentablemente, este es otro informe a nivel mundial en el que ocupamos el último lugar en calidad de educación en ciencias y matemáticas (127 sobre 127) y penúltimo en calidad del sistema educativo (126). Asimismo, estamos rezagados en eficacia de los órganos legislativos (121) y del marco legal (119), independencia judicial (118), calidad de las instituciones de investigación científica (111), protección de propiedad intelectual (110), derechos de propiedad (107), e importancia y visión de futuro que da el gobierno a las TIC (102).
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Estos magros resultados en desarrollo tecnológico a nivel mundial, denotan claramente la falta de prioridad en las agendas del gobierno, las empresas privadas y universidades, en asuntos de ciencia, tecnología, innovación y competitividad. La pobreza de nuestro sistema educativo, en general, y de investigación científica, en particular, así como los bajos niveles de inversión en ciencia y desarrollo, se convierten en los principales obstáculos. Así, en nuestro país apenas se destina al rubro de ciencia y tecnología el 0.1% del PBI anual, que equivale a unos US$ 100 millones. Es uno de los presupuestos más bajos de la región, mientras que países como Brasil y Chile bordean el 1% y países emergentes como China e India, destinan más del 1.5%.
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El gobierno no solo debe avocarse a resolver temas de coyuntura y corto plazo. Tiene también la obligación de impulsar, a nivel estatal, privado y educacional, la investigación y desarrollo científico y tecnológico, innovación, competitividad, creación de capacidades y acceso a nuevas tecnologías, lo cual, con visión de futuro, contribuirá al desarrollo del país.
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El día 9 de abril pasado, el Foro Económico Mundial (FEM), presentó su Informe Global sobre Tecnología 2007-2008, el cual se orienta al análisis de la disposición que tienen los países para impulsar el desarrollo, innovación y competitividad tecnológica. Dicho informe se publica anualmente desde el año 2001, y es el único indicador en este campo de las debilidades y fortalezas que presentan los países, las cuales determinan el dinamismo y evolución de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), para mantener las ventajas competitivas de una nación
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El informe incluye un ranking sobre la aptitud de desarrollo tecnológico en 127 países del mundo. Los tres primeros puestos corresponden a Dinamarca (con una puntuación de 5.78 sobre 6), Suecia (5.72) y Suiza (5.53). El Perú ocupa el puesto 84con un puntaje de 3.46, habiendo descendido seis puestos con respecto al informe anterior 2006-2007. En Sudamérica, estamos por debajo de Chile (puesto 34), Brasil (59), Uruguay (65), Colombia (69) y Argentina (77).
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Lo importante de este informe es que para la elaboración del mencionado ranking, el FEM analiza 68 variables que reflejan, en cada país, sus fortalezas y debilidades. En nuestro caso, tenemos muy pocas fortalezas, entre ellas, la principal es la libertad de prensa (puesto 19 sobre 127), calidad de gestión de escuelas de negocios (47) y calidad y cantidad de proveedores locales de telefonía (47).
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Sin embargo, predominan las debilidades. Lamentablemente, este es otro informe a nivel mundial en el que ocupamos el último lugar en calidad de educación en ciencias y matemáticas (127 sobre 127) y penúltimo en calidad del sistema educativo (126). Asimismo, estamos rezagados en eficacia de los órganos legislativos (121) y del marco legal (119), independencia judicial (118), calidad de las instituciones de investigación científica (111), protección de propiedad intelectual (110), derechos de propiedad (107), e importancia y visión de futuro que da el gobierno a las TIC (102).
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Estos magros resultados en desarrollo tecnológico a nivel mundial, denotan claramente la falta de prioridad en las agendas del gobierno, las empresas privadas y universidades, en asuntos de ciencia, tecnología, innovación y competitividad. La pobreza de nuestro sistema educativo, en general, y de investigación científica, en particular, así como los bajos niveles de inversión en ciencia y desarrollo, se convierten en los principales obstáculos. Así, en nuestro país apenas se destina al rubro de ciencia y tecnología el 0.1% del PBI anual, que equivale a unos US$ 100 millones. Es uno de los presupuestos más bajos de la región, mientras que países como Brasil y Chile bordean el 1% y países emergentes como China e India, destinan más del 1.5%.
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El gobierno no solo debe avocarse a resolver temas de coyuntura y corto plazo. Tiene también la obligación de impulsar, a nivel estatal, privado y educacional, la investigación y desarrollo científico y tecnológico, innovación, competitividad, creación de capacidades y acceso a nuevas tecnologías, lo cual, con visión de futuro, contribuirá al desarrollo del país.