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sábado, julio 05, 2008

¡Oído a la alerta¡

El Comercio 5-7-08
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Hugo Guerra

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Preocupado lector, mientras gran parte de la opinión pública sigue estampada en necios escandaletes, los ex comandantes generales de la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea y el Ejército, así como los ex jefes del Comando Conjunto, con justa razón vuelven a alertar sobre las graves deficiencias de nuestra defensa nacional.
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Su pronunciamiento público, el sábado pasado –pero casi ignorado mediáticamente– ofrece un diagnóstico desolador: "El equipamiento de las Fuerzas Armadas se encuentra en el nivel de operatividad más bajo y preocupante de los últimos años (-) los recursos económicos asignados para la recuperación y modernización del equipamiento, mediante el Núcleo Básico de Defensa son insuficientes para los requerimientos de nuestras FF AA en la actual coyuntura".
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Esta es, efectivamente, muy complicada. Por una parte, el desequilibrio estratégico inducido por las excesivas compras bélicas de Chile (con el cual tenemos temas territoriales y marítimos pendientes) nos obliga a recordar el principio de Cicerón respecto a que "las leyes callan cuando las armas hablan". Así, si conseguimos el justo fallo en La Haya, ¿podremos asegurar su cumplimiento sin los recursos suficientes para cumplir con el mandato constitucional de garantizar la independencia, soberanía e integridad territorial de la República?
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Por otra parte, la agresividad creciente de Evo Morales contra el Perú refleja una posición congruente con el rápido acercamiento de intereses entre La Paz y Santiago, a partir del cual pronto podríamos vernos confrontados con "formulas" de solución a la mediterraneidad boliviana que afectarían la integridad del Tratado de 1929.
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Ante tal hipótesis de conflicto, incluso agravada por otras amenazas, no tendríamos capacidad de resistencia y reacción. La asignación de unos 654 millones de dólares anuales para el NUBE no alcanzan para una semana ante el embate de potencias como la sureña, que nos lleva una ventaja de 60 mil millones de dólares en equipamiento.
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Esta postración originada en el nefasto desarme unilateral del quinquenio anterior, sumada a la inadecuada reestructuración de las FF AA que se empezó el 2002, y a la campaña de desprestigio de lo castrense que sostiene la izquierda desnacionalizada, imposibilita el cumplimiento de la novena política de Estado del Acuerdo Nacional, que exige garantizar la defensa integral de nuestra patria.
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Por ello -al margen de reconocer el esfuerzo ministerial encabezado por Ántero Flores-Aráoz- resulta indispensable que el Gobierno replantee su esquema de asignación de fondos para adquirir equipos de alta tecnología defensiva. ¿O habrá que hacer una colecta como la que encabezó este diario a principios del siglo pasado para la compra de un buque insignia?
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Urge también restablecer desde la instrucción premilitar y un amplio servicio militar obligatorio, hasta el justo pago de remuneraciones, la garantía de jubilaciones decentes y un fuero de justicia privativo eficiente.
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Los recursos empleados en la defensa no son gasto, sino inversión. Es ahora cuando debemos garantizar la viabilidad de nuestro desarrollo por encima de las innegables acechanzas externas. ¡Cuidado, la historia nos enseña que en el descuido puede anidar la traición!