Los "canjeables"
El asesinato de once diputados del departamento del Valle del Cauca secuestrados desde 2002, la espectacular fuga de dos rehenes y la difusión de pruebas de vida de dieciséis retenidos –Ingrid Betancourt entre ellos–, llevaron a la internacionalización en 2007 del drama de los rehenes en Colombia. Un grupo de ellos, 45, han sido convertidos por las FARC en una especie de "botín político" al proponer al Gobierno canjearlos por unos quinientos de sus miembros encarcelados.
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La lista incluye a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt (de nacionalidad francesa y colombiana), que el 23 de febrero próximo cumplirá seis años de haber sido secuestrada. Se encuentran, además, los estadounidenses Keith Stansell, Marc Gonzalves y Thomas Howes, capturados en febrero de 2003 en el departamento del Caquetá, a unos 350 kilómetros al suroeste de Bogotá. La avioneta en la que viajaban los extranjeros se desplomó en una zona infestada de terroristas. Los mandos de las FARC los acusan de espías de las CIA (Agencia Central de Inteligencia, EEUU).
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En la misma lista de "canjeables" figuran soldados y policías. También permanecen en poder de los terroristas la asesora de Betancourt y candidata a la vicepresidencia, Clara Rojas, siete ex congresistas y un ex gobernador. Para negociar el canje, las FARC exigen que se desmilitaricen dos poblaciones del suroeste del país –unos ochocientos kilómetros cuadrados y que sus miembros excarcelados puedan volver a servir en sus filas.
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El presidente Álvaro Uribe, que desde el inicio de su mandato en 2002 lanzó una amplia ofensiva militar contra las FARC tras lograr una mayoritaria desmovilización de los paramilitares y entablar negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), aceptó a finales de 2007 crear en el país por treinta días, una "zona de encuentro" de 150 kilómetros cuadrados. En esa área se desarrollará una negociación.
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Presionado por la inquietante fotografía de Ingrid Betancourt que la muestra en medio de la jungla, cabizbaja, extremadamente delgada y pálida, Uribe aceptó la intermediación de los presidentes francés, Nicolas Sarkozy y del venezolano, Hugo Chávez, para lograr un "acuerdo humanitario". El galo pidió públicamente al jefe de las FARC, Manuel Marulanda, alias "Tirofijo", que ponga en libertad a la franco-colombiana "antes de que sea demasiado tarde". A la par de Sarkozy se ha formado un "ejército" de mandatarios (Argentina, Brasil, México, Chile, Unión Europea y Ecuador, entre otros) que han ofrecido sus oficios para lograr le puesta en libertad. La situación se tensó después de que Uribe cancelara la intermediación de Chávez.