19-01-07 10:12
Pekín - El primer lanzamiento de un misil antisatelital chino desde la Tierra demuestra de forma dramática las nuevas capacidades militares de China. Estados Unidos está alarmado, ya que es muy vulnerable por su gran red satelital de comunicación civil y militar.
Washington teme ya desde hace tiempo el desarrollo de armas antisatelitales por parte de China. Pero que Pekín haya destruido tan abiertamente ante todo el mundo un satélite en órbita con un misil de medio alcance ha pillado por sorpresa, y mucho. Durante más de una semana, Estados Unidos, irritado, ha mantenido en secreto lo que sabía, hasta que se ha ido filtrando.
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China construye ya desde hace tiempo misiles eficientes en el marco de su ambicioso programa espacial, lanza con éxito satélites al espacio y desde 2003 ha enviado ya astronautas al espacio en dos ocasiones, convirtiéndose en el tercer país del mundo en hacerlo.
China construye ya desde hace tiempo misiles eficientes en el marco de su ambicioso programa espacial, lanza con éxito satélites al espacio y desde 2003 ha enviado ya astronautas al espacio en dos ocasiones, convirtiéndose en el tercer país del mundo en hacerlo.
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La cúpula comunista declara una y otra vez que sus intenciones son pacíficas, pero en su libro blanco más reciente sobre la defensa nacional afirma: “China contempla el desarrollo de la industria espacial como un camino estratégico para expandir su potencia en la economía, la ciencia, la tecnología y la defensa nacional”. De todos modos, el programa espacial chino se encuentra bajo el comando de los militares chinos. La utilización con fines pacíficos del espacio sirve también a la “seguridad nacional”, señala el libro blanco.
La cúpula comunista declara una y otra vez que sus intenciones son pacíficas, pero en su libro blanco más reciente sobre la defensa nacional afirma: “China contempla el desarrollo de la industria espacial como un camino estratégico para expandir su potencia en la economía, la ciencia, la tecnología y la defensa nacional”. De todos modos, el programa espacial chino se encuentra bajo el comando de los militares chinos. La utilización con fines pacíficos del espacio sirve también a la “seguridad nacional”, señala el libro blanco.
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Bajo táctica bélica moderna, el Ejército de Liberación del Pueblo de China entiende cada vez más la ruptura de los canales de comunicación de los contrarios. China trabaja ya desde hace tiempo en el desarrollo de armas láser y el último verano deslumbró y apagó un satélite estadounidense. Pero la prueba antisatelital da a la militarización del espacio una nueva dimensión china. Por su dependencia del espacio, Estados Unidos piensa que es un “candidato atractivo para un Pearl Harbor en el espacio” , según formuló el gobierno estadounidense en referencia al ataque japonés de 1941.
Bajo táctica bélica moderna, el Ejército de Liberación del Pueblo de China entiende cada vez más la ruptura de los canales de comunicación de los contrarios. China trabaja ya desde hace tiempo en el desarrollo de armas láser y el último verano deslumbró y apagó un satélite estadounidense. Pero la prueba antisatelital da a la militarización del espacio una nueva dimensión china. Por su dependencia del espacio, Estados Unidos piensa que es un “candidato atractivo para un Pearl Harbor en el espacio” , según formuló el gobierno estadounidense en referencia al ataque japonés de 1941.
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El secretario de Estado para Control Armamentístico, Robert Joseph, acusó hace cuatro semanas, al parecer con la vista puesta en China, a “una serie de Estados” que aspiran a tener “la capacidad de encontrarse con sistemas espaciales norteamericanos, atacarlos y destruidos” . Y advirtió: “Nos reservamos el derecho a defendernos frente a ataques y perturbaciones de nuestras propiedades en el espacio” .
El secretario de Estado para Control Armamentístico, Robert Joseph, acusó hace cuatro semanas, al parecer con la vista puesta en China, a “una serie de Estados” que aspiran a tener “la capacidad de encontrarse con sistemas espaciales norteamericanos, atacarlos y destruidos” . Y advirtió: “Nos reservamos el derecho a defendernos frente a ataques y perturbaciones de nuestras propiedades en el espacio” .
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Pese a las reacciones internacionales negativas, Pekín persigue también con esta prueba objetivos políticos. Hacia el exterior, la cúpula puede hacer una demostración de fuerza en lo diplomático, económico y militar, mientras que en el interior ver fortalecido su “mandato divino” en las mentes del orgulloso pueblo, que quiere hacer frente a la superpotencia estadounidense.
Pese a las reacciones internacionales negativas, Pekín persigue también con esta prueba objetivos políticos. Hacia el exterior, la cúpula puede hacer una demostración de fuerza en lo diplomático, económico y militar, mientras que en el interior ver fortalecido su “mandato divino” en las mentes del orgulloso pueblo, que quiere hacer frente a la superpotencia estadounidense.
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Esta escalada, sin embargo, hace dudar de la sinceridad de China, que persigue junto a Rusia un tratado para la prohibición de armas espaciales. El inicio de negociaciones al respecto es algo que no gusta al presidente estadounidense, George W. Bush, quien argumentó que no existe una carrera armamentística espacial y que el tratado de 1967 sobre el espacio, que sólo permite su utilización pacífica, es suficiente.
Esta escalada, sin embargo, hace dudar de la sinceridad de China, que persigue junto a Rusia un tratado para la prohibición de armas espaciales. El inicio de negociaciones al respecto es algo que no gusta al presidente estadounidense, George W. Bush, quien argumentó que no existe una carrera armamentística espacial y que el tratado de 1967 sobre el espacio, que sólo permite su utilización pacífica, es suficiente.
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De todos modos, el tratado al que aspiran China y Rusia no contemplaría, de llevarse a término, mecanismos de supervisión. Y es que, ninguno de los dos países desea que se sepa demasiado sobre sus respectivos programas espaciales. / DPA
De todos modos, el tratado al que aspiran China y Rusia no contemplaría, de llevarse a término, mecanismos de supervisión. Y es que, ninguno de los dos países desea que se sepa demasiado sobre sus respectivos programas espaciales. / DPA