CARTA ARGENTINA (CA)
www.cartaargentina.com.ar
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Buenos Aires – Argentina
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Fecha: 23/4/07
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Hora: 12. 39 p. m.
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ESCOMBROS DE LA CULTURA NACIONAL
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Carlos M. Duré cmd@cartaargentina.com.ar
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En un reportaje reciente de un periódico de la ciudad de Buenos Aires al director del Teatro Nacional Cervantes, Alejandro Samek, la periodista Hilda Cabrera intentó desentrañar los motivos por los que el otrora prestigioso teatro declina cada año un poco más. El reportaje derivó inevitablemente hacia el deterioro salarial de los obreros y empleados del teatro.
Según el director, el presupuesto del Cervantes es apenas de $5, 6 millones la mitad de los cuales se destinan a salarios.
Esto deja $2, 8 millones para contratar las compañías teatrales de la temporada y se hace muy difícil imaginar la partida disponible para el mantenimiento del edificio del teatro mismo cuyo valor arquitectónico es un factor cultural en si tanto como las obras y espectáculos que se representan en él.
Así el sitio de la Secretaría de Cultura de la Nación admite entre otras calamidades que los vitrales del teatro van destruyéndose al perder la soldadura de plomo por falta de sustitución.
Al centrarse el tironeo presupuestario entre los sindicatos y las autoridades en la recomposición salarial (lógicamente prioritaria después de que Domingo Cavallo y Carlos Menem recortaran el gasto público empezando por los sectores que a su entender eran prescindibles), los conflictos del Teatro Cervantes pasaron de largo al Secretario de Cultura, José Nun, e involucraron directamente al Ministerio de Trabajo, la Subsecretaría de la Gestión Pública e incluso al Ministerio de Producción y a la cartera del ministro Alberto Fernández, quien tiene el poder de dispensar partidas extra presupuestarias desde su fondos discrecionales.
En la situación descripta se puede advertir con claridad el concepto que tiene el gobierno (cualquier gobierno) de la distribución de la riqueza.
El patrimonio cultural, la cultura en si, no obstante yacer en algún rincón de la canasta familiar o haberse ido por un agujero en su fondo, no tiene efecto proselitista a la hora de exhibir las virtudes de una administración. Y, sin embargo, constituyen junto con las obras públicas, la seguridad, la salud y la educación parte del salario indirecto de los trabajadores. Su deterioro no se advierte en lo exiguo de un período de gobierno sino en la calidad del estamento dirigente al cabo de varios gobiernos. El actual estamento - el que reincide en el error - no nació por generación espontánea indiferente o ignorante del peso de la cultura en una sociedad.
Hasta aquí, las causas políticas de una postergación. Pero ¿podría haber causas menos culposas y más culpables? ¿Se consentirá acaso el deterioro del patrimonio cultural para adquirir sus despojos a bajo precio tal como sucedió décadas atrás con el resto del patrimonio nacional?
En el documento que se difunde a continuación de esta carta, las organizaciones MATe (Movimiento de Apoyo al Teatro) y CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral) advierten que el edificio del Teatro Nacional Cervantes podría correr esa suerte.
Y en un siguiente despacho, CA considerará brevemente el caso de la Casa de la Confederación de la ciudad de Victoria, Entre Ríos, cuya reducción a escombros de más de 150 años de historia asistieron impertérritos el gobierno municipal, el gobierno provincial y el propio Secretario de Cultura de la Nación. La ciudad de Victoria canjeó el año pasado un patrimonio arqueológico por un casino.
(Fin de la carta)
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DOCUMENTO GREMIAL
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Firman: MATe (Movimiento de Apoyo al Teatro) y CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral)
"EL CERVANTES ES DE TODOS"
¡Salgamos todos a recuperarlo!
La comunidad teatral y la sociedad toda está siendo expropiada de un bien que le pertenece: el Teatro Nacional Cervantes. Con presupuesto miserable desde hace décadas y una estructura burocráticamente vetusta, generadora de permanentes conflictos gremiales, el único teatro nacional de la Argentina agoniza.
El Cervantes es una joya arquitectónica inaugurada en 1921, por iniciativa de la actriz española María Guerrero y su esposo, Fernando Díaz de Mendoza, en reconocimiento al fervor teatral de Buenos Aires. Aquel gesto –amargo es reconocer-- no ha sido honrado por los sucesivos gobiernos que vienen abandonando a una decadencia letal al más bello teatro de prosa del país. La construcción cuya fachada es réplica de la Universidad de Alcalá de Henares y cuyos frescos, mayólicas, herrajes, tapices, baldosas y cortinados deberían protegerse como patrimonio cultural, atraviesa hoy una fase vergonzante y terminal, con molduras y frisos que se desmoronan, sótanos y cimientos que se agrietan, calderas que no funcionan y deterioros que –para algunos—podrían justificar la demolición y posterior utilización del predio para algún mega negocio inmobiliario multinacional. ¿O será ése el destino que se imagina y promueve para el TNC desde los despachos oficiales? Si no es así, la comunidad teatral exige que esa sospecha se desmienta con las medidas que la urgencia reclama". (...)