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domingo, marzo 11, 2007

NO ENTRAR EN PÁNICO. NO ECHAR EN SACO ROTO. TOMAR PRECAUCIONES. PELIGRA EL PLANETA.

Adolfo Leonardo Zanger adolfoz@uolsinectis.com.ar
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Fecha: Domingo 11 de marzo de 2007
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Hora: 16:39
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Sebastián A. Ríos

De la Redacción de LA NACION

Efectos del calentamiento global

Retroceden los glaciares patagónicos
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Algunos desaparecerán en 20 años; otros ya se han extinguido, lo que alteró el paisaje y la economía.


Las dos primeras imágenes (una, tomada en 1981; la otra, en 2004) muestran un glaciar tributario del Upsala; las siguientes, una cueva del glaciar Monte Alvear Este en 2004 y 2005



Víctimas pasivas e indefensas del calentamiento global, los glaciares patagónicos de montaña se encuentran actualmente en franco retroceso.
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Incluso muchos de ellos, los más pequeños y vulnerables, enfrentan un destino definitivo e irreversible: S u pronta desaparición, proceso que sólo demorará un par de décadas.
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"Estamos observando un proceso de extinción generalizada de los glaciares patagónicos de montaña, del que sólo escapan los grandes glaciares que, por su posición topográfica, se encuentran por encima de la línea de las nieves permanentes", dijo a LA NACION el doctor Jorge Rabassa, geólogo del Centro Austral de Investigación Científicas (Cadic) del Conicet, con sede en Ushuaia.

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Junto a sus colegas del Laboratorio de Geología del Cuaternario del Cadic, Rabassa lleva adelante mapeos y observaciones sistemáticas del glaciar Monte Alvear Este, en los Andes fueguinos.

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Los resultados del estudio son realmente sombríos.

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"Desde 2003 hemos observado un retroceso violento del frente del glaciar, del orden de los cientos de metros, junto con un adelgazamiento vertiginoso del cuerpo de hielo, lo que prenuncia que en las próximas décadas se producirá su colapso definitivo", contó el geólogo.

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Esa suerte es compartida por otros glaciares patagónicos, como el Martial, también en Tierra del Fuego, o el del río Manso en el Parque Nacional Nahuel Huapi, provincia de Río Negro.

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"Muy probablemente, entre los años 2020 y 2030, la mayoría de estos cuerpos de hielo se habrá desvanecido", escribió Rabassa en un artículo publicado en el último número de la revista de divulgación científica Ciencia Hoy .

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El fin del hielo

Para otros glaciares, antaño deslumbrantes cuerpos de hielo, el proceso de muerte ya se ha consumado.

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Tal es el caso del glaciar Castaño Overo, en el Parque Nacional Nahuel Huapi.

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"Donde en 1975 había un glaciar, con una extensión de alrededor de un kilómetro cuadrado, hoy hay sólo algunos manchones de nieve y hielo, caídos de la parte superior del cerro", se lamentó Rabassa.

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Más allá de su impacto obvio sobre el patrimonio natural del país, la muerte del glaciar tiene consecuencias económicas para la región que lo albergaba.

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"Aunque era un cuerpo relativamente pequeño, el glaciar Castaño Overo era un atractivo turístico importante, ya que era accesible a pie, lo que motivaba excursiones de trekking.

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Lo que fue un atractivo turístico hasta la década del 80 hoy ha desaparecido para siempre".
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El impacto económico de la extinción de los glaciares puede medirse desde distintos ángulos.
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"En Ushuaia, todo el abastecimiento hídrico proviene de las aguas de deshielo del glaciar Martial -dijo Rabassa-.
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En el corto plazo, Ushuaia va a tener que buscar fuentes alternativas de agua potable a un alto costo".
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Pero no sólo los glaciares más pequeños están cediendo al aumento de las temperaturas medias que caracteriza al calentamiento global.
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En la provincia de Santa Cruz, el Upsala, el glaciar más grande de la Argentina continental, ha sufrido un progresivo desmembramiento.
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Estudios realizados por el ingeniero Pedro Skvarca, del Instituto Antártico Argentino, revelan que el Upsala ha sufrido un retroceso de sus lenguas.
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En cuestión de décadas, su frente se redujo ocho kilómetros.
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Por su parte, el Perito Moreno, quizás el más famoso de los glaciares argentinos, parece escapar a la suerte de sus hermanos.
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Su extraña naturaleza -los científicos no se ponen de acuerdo sobre si su constante avance sobre el lago Argentino se debe a fenómenos sísmicos o a cambios en las condiciones de drenaje del hielo- lo muestra siempre en crecimiento.
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Al menos, por ahora.